sábado, 28 de abril de 2012


SESIÓN DE APRENDIZAJE DESDE LA PERSPECTIVA
DEL AUTOR PAOLO FREIRE EN SU OBRA: "PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA" Y PLANTEAMIENTO DE AMORIM

Paolo Freire en su obra PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA señala la necesidad de respetar el conocimiento que los alumnos tienen al venir a la escuela, considerando que es un sujeto histórico y social; el profesor debe valorar ese conocimiento, y desarrollarlo cada vez más.  Freire plantea la necesidad de que el profesor sea un gran aprendiz y esté abierto a comprender la realidad de sus educandos, pero para que eso ocurra es preciso que se tenga una metodología rigurosa y que el profesor tenga conciencia de su papel en el aula. El docente debe promover en sus alumnos la inquietud por buscar y desarrollar el área de la investigación, a efectos de que sean sujetos autónomos de su propio pensamiento y no se queden solamente en una educación monótona. El alumno no debe aceptar todo como una verdad absoluta, por lo que debe siempre profundizar en las informaciones que recibe y llevar a cabo las  investigaciones necesarias.
Paulo Freire sostiene que el docente debe ser crítico con su metodología y tener conciencia sobre la necesidad de cambiarla cuando tiene aspectos negativos. Enseñar exige reconocer la identidad cultural de sus alumnos. Debe infundir en sus alumnos el orgullo por su pasado, demostrando el respeto que debe existir entre los educandos, no obstante su diferencia uno del otro, en un clima de respeto de la identidad de cada educando.
Para Freire enseñar no es transferir conocimiento, defiende la idea de que el profesor no debe transferir su conocimiento como un dueño de las verdades absolutas e incuestionables, más bien debe enfocarse en ayudar al educando a desarrollar su pensamiento. Señala que el conocimiento es inacabado, pues los educadores son eternos aprendices y el alumno está  siempre en la búsqueda de nuevos conocimientos; por eso su conocimiento está siempre inacabado. El  profesor debe tener conciencia de que el ser humano es un ser condicionado, prendido a una historia, una cultura y a un tiempo; por eso puede decirse que el pensamiento, va desarrollándose a lo largo del tiempo y tener conciencia que los educandos también están sujetos a sus realidades; es necesario que ellos reflejen su propia existencia. Debe respetarse el tiempo del educando, pues cada uno tiene su tiempo de aprendizaje, y cada uno tiene su momento y hora correcta para encaminarse en la vida.
Freire indica que “enseñar es una especificidad humana”; exigiendo el pedagogo una buena preparación y calificación; debe estar seguro de su profesión para que un mejor desarrollo de su actividad de docente. El profesor debe aprender en el día-a-día, en forma conjunta  con sus estudiantes, y debe está siempre abierto para brindar sus apreciaciones a sus alumnos sobre su actividad en el aula, acordándose siempre al docente que la educación es una forma de intervención en el mundo.
El Planteamiento de Celso Amorim se basa en saber utilizar los métodos de pedagogía, centrada en el alumno y la gestión de conductas. En una clase tradicional, el profesor dicta su clase, contesta las dudas de los alumnos, estimula su participación con preguntas y encarga trabajos, tareas y proyectos a realizar fuera del aula, ya sea en forma individual o grupal. El alumno, por su parte, toma notas y reflexiona sobre lo que el profesor expone, utilizando audiovisuales, acetatos, vídeos, etc., que hacen que el dictado de clase se enriquezca y se vuelva más interesante y atractivo. Este modelo en manos de un buen profesor ha sido muy efectivo y, por mucho tiempo, fue el que mejor se adaptaba a la disponibilidad de recursos didácticos y a las necesidades de la sociedad. Muchos profesores, mediante este modelo, han sabido incorporar a su curso actividades de aprendizaje como el estudio de casos, proyectos o simulaciones, los cuales hacen que el alumno, durante el proceso educativo, desarrolle habilidades y adquiera actitudes y valores como la responsabilidad, la honestidad, la capacidad de análisis, síntesis y evaluación, y el trabajo en grupo.  

Sin embargo, al no estar éstos explícitos en el proceso, su adquisición por parte de los alumnos sucede de manera no programada, no estructurada. Puede ocurrir que algunos estudiantes no logren desarrollarlos, pues el profesor rara vez especifica las actividades y los mecanismos para que el estudiante los adquiera, además de que no evalúa el grado en que los ha desarrollado. El modelo educativo tradicional refuerza el esquema en el cual el profesor se constituye en el eje del proceso de enseñanza y de aprendizaje. Es él quien decide casi por completo qué y cómo deberá aprender el alumno y es el único que evalúa cuánto ha aprendido, mientras que el estudiante participa solamente en la ejecución de las actividades seleccionadas por el profesor, dependiendo así de decisiones que se toman de manera externa a él. En el modelo tradicional, la adquisición del conocimiento es el objetivo principal del proceso de enseñanza y de aprendizaje y la exposición del maestro ocupa un lugar preponderante. Sólo se evalúa el grado en que los alumnos han adquirido los conocimientos, y aunque es obvio que se están desarrollando habilidades, actitudes y valores, este aspecto no es un propósito explícito y forma parte del currículo oculto. En el modelo educativo que surge con la misión, el eje del proceso de enseñanza y de aprendizaje se desplaza del profesor al alumno. El aprendizaje en grupo se combina con el trabajo individual, la exploración del estudiante reemplaza a la exposición del profesor y se incorporan procesos didácticos cuya eficacia ha quedado demostrada para dicho desarrollo; por otra parte, la enseñanza y el aprendizaje se sirven de los beneficios que les ofrece el uso de la tecnología informática y de la telecomunicación para enriquecer el proceso.

En el  método focalizado en el estudiante,  el estudiante ocupa el lugar central; todo el proceso gira alrededor de su aprendizaje. Esta orientación se fundamenta en dos principios de aprendizaje: el constructivista y el experiencial. El aprendizaje constructivista se basa en la premisa de que el conocimiento no es algo que pueda transferirse de una persona a otra, sino que se construye por el propio individuo. Cuando el profesor sustenta su enseñanza en la exposición, impone su propia estructura a los alumnos y les priva de la oportunidad de generar el conocimiento y la comprensión por ellos mismos. En el aprendizaje centrado en el estudiante, el profesor más que transmisor del conocimiento pasa a ser un facilitador del mismo, un ingeniero de ambientes donde el aprendizaje es el valor central y el corazón de toda actividad. El principio de aprendizaje constructivista cambia la perspectiva tradicional acerca de cómo aprende un estudiante. El objetivo esencial en este esquema es la construcción de significados por parte del alumno a través de dos tipos de experiencias: el descubrimiento, la comprensión y la aplicación del conocimiento. El principio de aprendizaje constructivista cambia la perspectiva tradicional acerca de cómo aprende un estudiante. El objetivo esencial en este esquema es la construcción de significados por parte del alumno a través de dos tipos de experiencias: el descubrimiento, la comprensión y la aplicación del conocimiento a situaciones o problemas, y la interacción con los demás miembros del proceso, donde, por medio del lenguaje hablado y escrito, el alumno comparte el conocimiento adquirido y, a través de este proceso, lo profundiza, lo domina y lo perfecciona. De esta manera, el grupo de compañeros, que ha tenido poca relevancia en los modelos educativos más tradicionales, pasa a ocupar un lugar fundamental en este proceso. El otro principio en el que se fundamenta esta filosofía educativa es el aprendizaje experiencial, según el cual, todos aprendemos de nuestras propias experiencias y de la reflexión sobre las mismas para la mejora. El aprendizaje experiencial influye en el estudiante de dos maneras: mejora su estructura cognitiva y modifica las actitudes, valores, percepciones y patrones de conducta. Estos dos elementos de la persona están siempre presentes e interconectados. El aprendizaje del alumno no es el desarrollo aislado de la facultad cognoscitiva, sino el cambio de todo el sistema cognitivo afectivo- social.  Es pues, a través de una participación activa, significativa y experiencial, como los estudiantes construyen nuevos y relevantes conocimientos que influyen en su formación y derivan en la responsabilidad y el compromiso por su propio aprendizaje, como expresa Ausubel (1976): “Sólo cuando el aprendizaje es relevante surge la intención deliberada de aprender”.

Las propuestas de Freyre y de Amorim  contribuyen a la mejora del desempeño de los docentes de las instituciones educativas, a través de herramientas metodológicas para la planificación, la preparación y el desarrollo de sesiones de aprendizaje que favorecen: el trabajo autónomo y cooperativo; la organización del aula con recursos y medios para el aprendizaje diferenciado; y la evaluación continua para la reorientación oportuna de los aprendizajes. De este manera el proceso educativo se convierte en una propuesta viable y pertinente a cada realidad, incorporando como una práctica continua, la participación de los diferentes actores educativos en todos los niveles: especialistas de las Instancias de Gestión Educativa Descentralizada desde donde se planifica la intervención; familias y miembros de las comunidades; autoridades locales; instituciones y profesionales involucrados en la mejora de la calidad educativa en cada región.
Para hacerla viable y sostenible en el tiempo, la propuesta requiere el funcionamiento
sistémico e integral de los siguientes componentes:

-  La propuesta pedagógica.
-  El acompañamiento pedagógico.
-  La gestión participativa local.

Partiendo de las premisas mencionadas, la sesión de aprendizaje es el evento pedagógico central de la escuela. Es el espacio en que los niños y las niñas interactúan entre sí y con su docente, poniendo en juego los distintos elementos educativos. Durante el desarrollo de una sesión de aprendizaje, el o la docente va conociendo mejor a cada estudiante, identificando cómo apoyarlo y orientarlo para que sea el protagonista de su propio proceso. Cada sesión de aprendizaje tiene una intención pedagógica clara, supone una planificación y preparación de los elementos que nos permitan avanzar progresivamente en el desarrollo de las capacidades previstas. Por todo ello, la sesión de aprendizaje es la expresión más específica de la programación curricular.

En el aula, la sesión de aprendizaje implica una preparación especial y compleja, pues se debe prever y preparar cada una de las actividades de aprendizaje a ser desarrolladas, de manera diferenciada, por estudiantes de distintos grados a la vez.

Lo propuesto por Freyre y Amorim determinan que las Sesiones de Aprendizaje se conviertan en oportunidades para desarrollar en el alumno su creatividad e iniciativa, determinado su capacidad de proactividad e interacción.  

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